EL TUTI AUQUI
AL FONDO; EL IMPONENTE TUTI. |
Su majestuosa presencia fué testigo de la bonanza de los grandes latifundios de los amores de imillas y llokjallas que se solazaban con la tibieza de las noches vallunas al recogerse de las sesiones del muq´uy.
Tuti Auqui es parte de la vida misma del habitante de este valle. Erguido pese a las inclemencias.
El tiempo le ha quitado solo el apellido pero él sigue incólume. Si hablara podria contarnos siglos de historia que la pluma de los leídos no ha podido aún escribir.
Como la imilla más kjalincha, campeona para los negocios, alegre en los festejos, creció a sus pies la población de PUNATA la vió en sus años de sufrimiento, cuando la revolución enloqueció al valluno, testificó el diá mismo de la firma del Decreto de la Reforma Agraria en 1953.
Este silencioso gigantón a quien le dieron su nombre y apellido los yatiris aymaras, antes de que sus hermanos kjechuas llegaran, vió crecer a la imilla aymara que en buen castellano quiere decir abuelo ha visto los afanes de progreso de los hijos de PUNATA.
Todo es posible cuando se trabaja. Aquella población valluna ahora se proyecta en ciudad. Pasó del servicio postal de chasqui al postillón y se prepara para entrar en la era de la alta tecnologia industrial.
Los cirios quedaron solo para el templo de San Juan Bautista, porque ahora los focos incandescentes pasaron a las luminarias a gas de neon.
El TUTI que sostiene en su cabeza varias estaciones retransmisoras de radio y televisión, y es el mismo que se solaza con los aires matinales de huayños y cacharpayas que difunden sus varias estaciones radiodifusoras.
Las generaciones del presente, junto con sus autoridades tienen el compromiso de honrar la apostura del auqui centinela y testigo del nacimiento y crecimiento de la bella Perla del Valle PUNATA, la imilla bien plantada de pollera verde como sus alegres campiñas.